Según su etimología, utopía es un no-lugar.
Traducido, según
los marcos referenciales vigentes, es una especie de fantasía territorial, una
fantasía de vida, un proyecto irrealizable. Pero ¿Cómo es que el término
evolucionó de un lugar que no existe a una idea irrealizable?
¿Es irrealizable
la utopía por definición o lo es por conveniencia? ¿Una utopía es una fantasía? ¿Utopía es algo
que, por enfrentar los paradigmas vigentes, se hace necesario descalificar y
desnaturalizar de manera sistemática? ¿A quiénes favorece la utopía? ¿A quiénes
perturba?
La utopía parece favorecer a los
que viven en las periferias del sistema vigente. Perturba a los que
viven en su centro y por lo tanto, disponen del control
remoto de “la realidad”.
Fantasía
Quizás debamos
hacer un esfuerzo en darnos cuenta de que la utopía no es una fantasía. La
fantasía puede entenderse como un producto de la imaginación, sin escalas, sin tiempos, sin limitaciones. Generalmente la fantasía se la
relaciona con el mundo de los sueños, con el inconsciente, con el mundo de la
ilusión de los sentidos. Es algo propio
de la intimidad de cada uno de nosotros. Todos tenemos fantasías. La fantasía puede ser motor de la utopía,
puede ser fuente generadora de utopías, puede ser “el baúl” de las utopías;
pero no deberíamos confundir lo que actúa como causa de lo que resultan ser sus
efectos.
Por lo tanto,
necesitamos intentar una redefinición de forma tal que podamos vincularla a un
marco referencial distinto al actual, que podamos acercarnos a sus
planteamientos y posteriores realizaciones, que podamos comprender cuáles son
los criterios para identificarlas, que podamos darnos cuenta de las diferencia
con las fantasías, que podamos entender cómo se puede transformar una idea
“difícil” en una realidad viva.
Utopía
Redefinamos
entonces el concepto: lo utópico es un calificativo ofensivo que usan los
ciegos, insensibles o incapaces para nombrar todo propósito que para ser
realizado solo requiere una visión compartida, un acuerdo, un plan y trabajo. ¡Mucho trabajo!
Aclaremos además,
como referencia de esta definición, que estamos refiriéndonos a ideas
colectivas, pues creemos que uno de los atributos de la utopía, es su carácter
plural, comunitario, ciudadano.
A la luz de esto
sería necesario realizar una transformación gramatical que nos permita
convertirnos en exploradores y aventureros de esta factible realidad. Debemos, por lo tanto, modificar el “insultante adjetivo” (proyectos utópicos, ideas utópicas, formas de vida utópicas) y
convertirlo en un “expectante sustantivo”. Pues, si decimos que utopía
representa un no-lugar, deberemos hacer un esfuerzo para entender que ese no-lugar, definitivamente tiene el significado de "lugar no imaginado aún, no descubierto aún, no construido aún”, pero jamás un lugar que no existe de manera absoluta. ¿Quién
puede afirmar semejante cosa?
Quizás pueda existir en semejante afirmación una cierta
intencionalidad, fundada en la astucia y la ambición, que al estilo del mejor
mago de nuestra infancia -con un simple toque de su varita- convierte algo
concreto (como es un sustantivo) en algo totalmente abstracto (como es un
adjetivo), de forma manera que en nuestra realidad cotidiana “desaparece” de
nuestro radio de acción y es “nada” lo que podemos hacer para
realizarlo.
A su vez, para
completar este concepto (ya que “mesa y sillas” suelen formar parte de una
misma idea) necesitamos preguntarnos ¿cuáles acciones son necesarias para
construir este no-lugar? Tenemos pues que incorporar los verbos, ya que un
sustantivo sin verbos no merece la pena vivir.
Participación
Y el verbo
central de la utopía es participar, ya que, si decimos que se requiere una
visión compartida, un acuerdo, un plan y mucho trabajo, es necesario comprender
que necesitamos incluir personas que realicen dicho plan. Y estas personas son
quienes aceptan libremente participar de las distintas etapas de la elaboración
del plan (desde su diagnóstico, análisis, diseño, implementación, auditoria, hasta su cotidiana retroalimentación) según sus propias voluntades.
Sería necesario
además, analizar cuáles son los verbos que dependen de este gigantesco verbo y
cuáles son los verdaderos atributos que dan vida a esta responsabilidad civil
denominada participación, para evitar caer en los mentados lugares comunes que
confunden el concepto, favoreciendo decididamente la ignorancia, la
especulación y el oportunismo.
Para ir terminando, un
comentario que leí como respuesta a la pregunta que alguien le lanzó a un grupo
de “utópicos” que acababan de concretar su sueño. Ellos, con total inocencia,
simplemente dijeron: “¡Como no sabíamos que era imposible, lo hicimos!”.
Por lo que la pregunta final es ¿a qué distancia de este presente, se encuentran nuestros sueños, nuestra utopía? Una respuesta podría ser: se encuentra a la misma distancia que existe entre nuestra capacidad para asumir riesgos que nos puedan llevar a un cálido "no-lugar" y unos cuantos centímetros más allá de nuestras frías narices.
Por lo que la pregunta final es ¿a qué distancia de este presente, se encuentran nuestros sueños, nuestra utopía? Una respuesta podría ser: se encuentra a la misma distancia que existe entre nuestra capacidad para asumir riesgos que nos puedan llevar a un cálido "no-lugar" y unos cuantos centímetros más allá de nuestras frías narices.
Podriamos decir que la utopia es un proyeccion de la realidad con un toque fantasia
ResponderEliminarHola:
ResponderEliminarEn tu comentario hay un concepto que es demasiado amplio y es "realidad".
Pero, asumiendo que los dos hablamos de los mismo cuando decimos "realidad", diría que una utopía presupone un trabajo colectivo que hay que ejecutar para despegarse de una "realidad" actual (vivida pero no deseada), hasta otra "realidad" futura (anhelada, soñada) que solo se puede alcanzar de manera grupal y con un propósito común y que llamamos utopía.
Con respecto a lo que vos expresás como "toque de fantasía" quizá se deba a que las utopías, por cambiar los paradigmas vigentes, suelen provocar fuertes modificaciones en los equilibrios de poder, y como tal, no suelen ser bienvenidas por aquellos que lo ostentan dentro del paradigma actual, a quienes incomodan por la incertidumbre que provocan. Así que, lógicamente, el concepto de utopía es, desde este punto de vista, permanentemente desprestigiado.
Un saludo!
Si, el termino realidad es muy amplio, pero podriamos considerar que es todo aquello que entra en el campo de la conciencia, aunque no por eso deba ser cierto, ya que despues veremos si es una realidad subjetiva u objetiva.
ResponderEliminarLa utopia no necesariamente debe ser un trabajo colectivo, puede ser individual.
Yo lo veo como la necesidad de ver mas alla del horizonte, por eso es un emergente de la realidad, pero al que inevitablemente, por estar mas alla de lo conocido, se le pone un tanto de fantasia.
lo que no significa que este mas alla de lo posible.
De todos modos estoy expresando la psicologia del fenomeno, mas alla de los problemas sociales o colectivos que se generen.
Desde mi óptica, lo individual es sumamente importante. Pero, solamente para poder insertarse de forma inteligente en una realidad grupal, colectiva, que le de trascendencia, dirección y sentido al esfuerzo individual dentro de un proyecto de vida participante, constructivo, cierto.
ResponderEliminarVida que creo debe tener una connotación esencialmente colectiva y unificadora; nunca individual.
Porque ¿no te parece que todos, en nuestro interior, ya disponemos individualmente de un no-lugar propio en el cual vivimos cotidianamente nuestras propias "fantasías" sin ningún tipo de límite ni barrera? Entonces, ¿para qué serviría una utopía individual si todos ya nos beneficiamos de ella cada vez que nos vamos a dormir y cerramos los ojos o nos ponemos a soñar con un mundo mejor o hacemos lo que verdaderamente nos gusta?
Sin desmerecer la experiencia individual (que es necesaria, fundamental y muy valiosa), dentro del marco de lo utópico rescato como necesario "lo colectivo".
De ahí la necesidad de la utopía como motor que anime un cambio!
Un saludo!