miércoles, 1 de agosto de 2012

A manera de prólogo


La primera cosa que me vino a la mente a la hora de iniciar este blog, fue una secuencia de tres preguntas que, según mi percepción, debían tener respuestas apropiadas que justificaran el tiempo que demandaría mantener este espacio “con vida”.

La pregunta inicial fue ¿qué siento necesidad de transmitir?
Pregunta que, a poco de andar, descubrí como de difícil respuesta por lo menos en sus aspectos comunicacionales, ya que generalmente, nuestros profesores y maestros, no nos enseñaban a “ponerle nombre” a nuestros sentimientos y emociones; más bien, todo lo contrario.

Ese mecanismo -que invisibilizaba nuestro sentir- estaba habilitado con la práctica cotidiana y parecía expresar una idea que consideraba “más prudente” esconder, disimular y reprimir tales aspectos, con lo cual se fortalecía la idea que lo “correcto” era mostrar solo “lo que pensábamos” (aunque en el fondo de nuestra conciencia, esto estuviera lejos de lo que sentíamos).

Así que, volviendo al tema, debo reconocer que aquello que deseo transmitir fue un pequeño trabajo de investigación en lo personal para no errar el enfoque, su contenido y su forma.

Surgió así una simple respuesta: siento la necesidad de poner a disposición en este blog, información -surgida de experiencias personales y grupales- vinculada con una búsqueda constante y progresiva de respuestas a determinadas preguntas sobre temas: nunca claramente expuestos, nunca sinceramente admitidos y nunca valientemente aceptados por nuestra sociedad. Al hablar de “nuestra sociedad” me estoy refiriendo específicamente, a la sociedad cordobesa, dentro de la sociedad argentina y en un marco temporal que va desde década del ‘60 (donde me empecé a dar cuenta de algunas cosas) hasta nuestros días (en donde, por momentos, no sé si es saludable darse cuenta de tantas otras).

Estos temas, múltiples y variados, estarán todos orientados a aumentar los recursos a nuestro alcance para obtener, como personas, una ubicación más precisa que nos permita ser partícipes responsables de un proyecto común en donde, el camino que vayamos recorriendo, lo podamos vivir como más constructivo, más sostenible y más cierto.

La segunda es ¿a quiénes?
Esta respuesta es más corta y concreta: este blog está dirigido a todas aquellas personas que se saben inquietas y poseen ese “fueguito interior” que –a manera de molesto moscardón- los aguijonea cotidianamente en la búsqueda de respuestas a tantas preguntas que solo parecen importarnos a cada uno, pero que -en realidad- nos importa a muchos (¡menos mal!). 

La última de la serie ¿para qué?
Finalizando, diré que el propósito de este espacio es intentar poner en contacto a “los afines” –en actitudes, valores, propósito, intencionalidad- para permitirnos intercambiar “experiencias de vida” que nos faciliten la tarea de ampliar nuestra mirada sobre los distintos aspectos de esta compleja realidad global en la que hoy estamos insertos.

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