domingo, 12 de julio de 2015

El sentir del Mahatma Gandhi


Aunque fue el artífice de la independencia de la India (1947), Mahatma Gandhi raramente es evocado por ese logro. 

En primer lugar, porque lo más inspirador de su figura no reside tanto en aquel fin como en los medios, es decir, en sus casi tres décadas de perseverancia en un activismo pacífico fundado en la no violencia y en la fuerza de las convicciones. 

Y en segundo lugar, porque sus metas siempre fueron mucho más amplias, y abarcaron la abolición de las castas, la justicia social, la transformación de las estructuras económicas y la concordia entre religiones, designios que convergían en el ideal de una profunda renovación ética y espiritual del ser humano. 

El 30 de enero de 1948, cuando al anochecer se dirigía a la plegaria comunitaria, fue alcanzado por las balas de un joven hindú. Tal como lo había predicho a su nieta, murió como un verdadero Mahatma, con la palabra Rama ('Dios') en sus labios. Como dijo Einstein, «quizá las generaciones venideras duden alguna vez de que un hombre semejante fuese una realidad de carne y hueso en este mundo».


REFLEXIONES

Señor ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes
y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.

Si me das fortuna, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites dignidad.

Ayúdame a ver el otro lado de la medalla.
No me dejes inculpar de traición a los demás
por no pensar igual que yo.

Enséñame a querer a la gente como a Ti mismo
y a no juzgarme como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo, si triunfo.
Ni en la desesperación si fracaso.

Si me quitas el éxito, déjame fuerza para triunfar del fracaso.
Si yo faltara a la gente dame valor para disculparme
y si la gente faltara conmigo dame el valor para perdonar.
Señor si yo me olvido de Ti, no te olvides nunca de mi.

Mahatma Gandhi

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